lunes, 28 de septiembre de 2015

EL NIÑO Y EL ENTRENAMIENTO

EL NIÑO Y EL ENTRENAMIENTO

Por : Oscar Lagos
Licenciado en Motricidad y deportes.

            A través de estos artículos vamos a hablar de cómo se comporta motrizmente el niño a lo largo de su vida partiendo de su nacimiento. Veremos como trabajar su flexibilidad, su fuerza, su velocidad, sus desplazamientos, su coordinación, su capacidad de aprendizaje motor, etc.
            En primera instancia debemos decir que “ el niño es un ser cuya actividad principal es la adaptación, y que trata de adaptarse tanto a los adultos que lo rodean como a la naturaleza misma.
            El ser humano tiene un ciclo biológico que se debe respetar, a saber:
a-      Ciclo de las Formas Básicas del Movimiento: este período corre de los 0 a los 6 años de vida. Acá el niño aprende a desplazarse, saltar, reptar, trepar, etc. Que es la base para aprendizaje futuros, es fundamental que el niño explore todas esta situaciones a través de su experiencia personal.
b-      Ciclo de la Multilateralidad: estamos hablando de un niño que va de los 6  a los 10 años, está en la etapa de mielinización donde se fortalece todo lo que es coordinación, donde entra en juego la lateralidad.
c-      Ciclo de la Polideportividad: etapa que va de los 10 a los 12 años, donde el niño debe experimentar todos los deportes, para que su experiencia motriz sea amplia y le de respuestas a situaciones problemas que se le presente.
d-     Ciclo de la Monodeportividad: de los 12 a los 18 años, ya el niño pasa a la adolescencia con todos los cambios que esto significa. Ya se lo puede exigir en un deporte determinado elegido por el mismo, trayendo su experiencia motriz anterior los resultados son más rápidos y efectivos.
e-      Ciclo de la Intensidad de las cargas: período que va de los 18 a los 23 años, donde al joven se lo exige y cada vez rinde más, donde su logros se ven favorecido por tener una buena base motriz, una alta capacidad coordinativa, y disfrutar del deporte porque no está cansado de practicarlo.
f-       Ciclo de las altas carga: de los 23 a los 25 años, en este período es cuando el joven está en su plenitud, se lo exige y responde, es donde se puede conseguir  los mejores logros deportivos.
La etapa que va de los 0 a los 25 años se la denomina “Anabólico”, luego ya viene la etapa “Metabólica” de los 25 a los 30 años, donde se entrena pero la mejora es mínima; y por último llega la etapa “Catabólica”, más de 30 años donde se entrena para mantener el nivel, no hay mejoras (Hablando de alto rendimiento).

            Generalmente los padres llegan a nosotros, los profesores de Educación física, y nos preguntan ¿Cuál es el deporte más completo para mi hijo? O ¿ya puede practicar deportes en un club?¿Puede ir al gimnasio a levantar pesas?
            Todas estas preguntas tienen respuesta. Podemos decir, en principio que una clara diferencia existente entre un niño que realiza actividad física en forma continua y sistemática y otro que no, es el desarrollo de la maduración motriz.
            Para dar una respuesta correcta a las preguntas planteadas por los padres debemos conocer ciertos elementos como: la capacidad motora de ese niño, en que etapa del período sensible (continuidad, ritmo, fluido y repentización) se encuentra, que estimulación motriz a tenido o tiene, cuales son los actividades físicas adecuadas para cada edad, y tener en claro que no se debe llevar al niño a una saturación deportiva.
            Se debe saber que para tener una maduración en las funciones coordinativas debe haber una estructura estable sobre la cual desarrollarse, por eso cuando el niño crece aceleradamente es torpe, parece que no puede dominar su cuerpo y en realidad no puede coordinar sus movimientos. Los ejemplos son los dos primeros años de vida y la pubertad.
El entrenamiento de la fuerza, por ejemplo, se puede llevar a cabo luego del empuje puberal, que es la etapa del desarrollo hormonal.
El entrenamiento de la velocidad en esfuerzos de intensidad máxima no se debe realizar antes de la pubertad porque no están desarrolladas dos enzimas (la PFK y la LDH) que son las encargadas de sostener este esfuerzo. Si puede, el niño, realizar una actividad de máxima velocidad por solo segundos, debido a unas sustancias energéticas que se encuentran en el músculo y alcanzan solo por este lapso de tiempo.
Si hablamos de una capacidad aeróbica, debemos saber que este sistema esta bien desarrollado desde el comienzo de la actividad muscular, pero recién se optimiza cuando el movimiento se puede asentar sobre un aparato locomotor maduro.

ASPECTOS QUE PRODUCEN UN INADECUADO DESARROLLO PSICOMOTOR:
            En el primer año de vida se realiza un adecuado control del desarrollo psicomotor en su aspecto más notable, como es sostener la cabeza, quedarse sentado, caminar, pero dejamos de lado otro detalles también importantes como la actitud del niño frente al espejo, la búsqueda de objetos escondidos, el juego simbólico, entre otros. Tampoco se tiene en cuenta el uso del andador, que no aporta nada para un adecuado desarrollo del estímulo motor y eso es peligroso para el niño. A veces no prestamos atención en la importancia de la interacción con los hermanos mayores en los juegos dentro de la casa los cuales favorecen al mejor desarrollo motor.
            En la etapa preescolar debido los pocos espacios donde el niño pueda desarrollar los juegos y actividades físicas propias de esta edad como ser plazas y espacios verdes o clubes donde los juegos infantiles se encuentran deteriorados o son inexistentes. Todo esto hace que el niño pase más tiempo frente al televisor o la computadora, inactivo y muchas veces comiendo más de la cuenta, favorecerá al sedentarismo y la obesidad.
            En actividades deportivas como la Gimnasia Deportiva o la Danza, se comienza con entrenamientos específicos, con la creencia que crean en el niño engramas motores adecuados, no teniendo en cuenta la etapa sensible del niño con lo cual dichos engrama se desarrollan y se fijan en forma inadecuada; además, contribuyen a la saturación deportiva por la repetición exagerada.
            En el período escolar primario (EGB), se observa la insuficiente cantidad de horas dedicadas a la Educación Física (1 ó 2 horas semanales) y no siempre con planificaciones que tengan en cuenta el desarrollo psicomotriz del niño.
            De la misma forma, las “escuelas deportivas” no preveen estos aspectos e inician a los niños en una competición temprana, con el erróneo criterio del fenómeno de repetición del entrenamiento del adulto sin una adecuada transferencia al niño. Además de ser administrados por personas sin la adecuada preparación y capacitación en los aspectos que hacen al adecuado desarrollo psicomotor. Así, por ejemplo, se ven niño jugando al fútbol en canchas de adultos y con balones pesados, para buscar erróneamente la mejora en la fuerza.
            En la adolescencia, las inadecuadas cargas de trabajo como la intensidad o el tiempo dedicado al entrenamiento, el exceso de competición, los cambios de intereses propios de esta edad, llevan a una notable disminución en el número de sujetos que realizan una práctica regular de actividad física o deportes, lo que aumenta los factores de riesgos.

            El no lograr lo éxitos deportivos en forma temprana, no respondiendo a las expectativas del medio que lo rodea, lleva al adolescente deportista a abandonar, no solamente la disciplina practicada, sino toda la práctica de deportes o actividades físicas.

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